Introducción

Autor - Kairos

Interoperabilidad entre L2 y L1: retos y soluciones

Ethereum ha pasado de ser una única L1 a un ecosistema de múltiples rollups, reduciendo costos y mejorando la escalabilidad. Pero este crecimiento ha fragmentado la liquidez y limitado la interoperabilidad, afectando la experiencia de usuarios y desarrolladores.

Para los usuarios, mover activos entre redes significa lidiar con procesos técnicos, tarifas múltiples y tiempos de espera. Para los desarrolladores, construir dApps interoperables implica adaptarse a distintos entornos con tecnologías no estandarizadas.

El resultado es una experiencia fragmentada y poco intuitiva para quienes no tienen conocimientos técnicos. No hay una solución única para la fragmentación. Se necesita una combinación de capas técnicas, arquitectura modular y nuevos modelos económicos.

Fragmentación del ecosistema Ethereum

El reto de conectar múltiples capas

La falta de interoperabilidad fluida entre rollups ha fragmentado el ecosistema de Ethereum y se ha convertido en una barrera para su adopción. Lograr compatibilidad entre distintas cadenas, especialmente cuando utilizan tecnologías incompatibles, introduce riesgos de confianza y seguridad.

Aunque las soluciones de escalabilidad se perciben a menudo como ecosistemas separados, deberían entenderse como partes de una misma infraestructura. Varios equipos ya trabajan en soluciones que faciliten una experiencia más integrada y accesible.

La visión es clara: Ethereum y sus distintas L2 deben operar de forma coordinada, manteniendo los pilares de seguridad, descentralización y eficiencia en la ejecución de transacciones. Esta idea se alinea con el concepto de The Infinite Garden, donde cada innovación fortalece el ecosistema en su conjunto.

Seguridad en la arquitectura

Al construir interoperabilidad entre Ethereum y sus L2, el principal reto es conservar altos estándares de seguridad sin sacrificar descentralización ni la autonomía de cada rollup. Si bien estas soluciones mejoran la escalabilidad, también amplían la superficie de ataque. A continuación, se detallan algunos de los vectores más críticos:

  • Vulnerabilidades en puentes: Su diseño complejo y la necesidad de custodiar grandes volúmenes de activos los convierten en blancos atractivos para atacantes. Un caso notorio ocurrió el 2 de febrero de 2022, cuando un hacker explotó un fallo en la verificación de firmas del puente de Wormhole y creó 120,000 wETH en Solana sin respaldo en ETH. Posteriormente, los fondos fueron repuestos por inversionistas, pero el incidente, que implicó $326 millones, evidenció que la seguridad de los puentes debe ser una prioridad crítica en la arquitectura Web3.

  • Manipulación de oráculos: Si los oráculos son comprometidos, se pueden introducir datos falsos que provoquen liquidaciones incorrectas, préstamos abusivos o manipulaciones de mercado. Además, ataques como el de reentrada, donde un contrato externo se ejecuta antes de que finalice una operación interna, se vuelven más complejos de prevenir en contextos cross-chain.

  • Riesgos en secuenciadores y validadores: Cuando estos actores son centralizados o maliciosos, pueden alterar el orden de transacciones, aplicar censura o incluso paralizar la red. El bug en Arbitrum del 7 de junio de 2023, que impidió publicar transacciones on-chain durante un periodo, evidenció esta fragilidad. Aunque no hubo pérdidas, el caso demuestra la urgencia de avanzar hacia arquitecturas más descentralizadas.

  • Composición cross-chain: Cada nueva interacción entre cadenas incrementa la superficie de ataque. Un fallo en una red puede propagarse rápidamente a otras, multiplicando el riesgo.

Minimizar estos riesgos es esencial para garantizar que Ethereum opere para usuarios y desarrolladores de forma unificada. Entre 2021 y 2022, los hacks a puentes representaron una parte creciente del valor total robado en el ecosistema cripto, alcanzando su punto más alto en el primer trimestre de 2022.

Obstáculos para desarrolladores y usuarios

A medida que el ecosistema Ethereum crece en complejidad, tanto desarrolladores como usuarios enfrentan nuevas barreras. Aunque las soluciones L2 prometen eficiencia, su diversidad técnica introduce fricción en el desarrollo, uso y adopción de aplicaciones interoperables.

Composabilidad limitada

La proliferación de rollups ha generado un ecosistema fragmentado. La comunicación entre cadenas es compleja, las transferencias de activos son lentas y costosas, y no existe una infraestructura técnica unificada.

Para los desarrolladores, esta fragmentación implica adaptarse a estándares y protocolos distintos en cada red. Esto incrementa la carga técnica, eleva los costos de mantenimiento y dificulta la creación de dApps verdaderamente interoperables y accesibles para una base amplia de usuarios.

El resultado es un entorno donde la innovación avanza, pero también se dispersa. Cada nuevo rollup introduce decisiones técnicas que, aunque bienintencionadas, añaden complejidad a la experiencia del usuario.

Es como entrar a una pizzería con 100 opciones en el menú. Al principio parece genial, pero terminas paralizado por la indecisión. A esto se le conoce como sesgo de sobrecarga de elección. Esta situación afecta tanto a los desarrolladores, que deben elegir cuidadosamente qué estándares y plataformas utilizar, como a los usuarios, que encuentran difícil decidir qué aplicaciones usar y en cuáles confiar.

Desafíos económicos

Más allá de lo técnico, la interoperabilidad también enfrenta barreras económicas. Mover activos entre capas conlleva tarifas adicionales, múltiples pasos y tiempos de espera. Esta fricción impacta directamente en la experiencia del usuario final, especialmente para quienes no tienen conocimientos técnicos, ni el deseo de adquirirlos.

Para que Ethereum pueda escalar de forma inclusiva, la experiencia de usuario debe simplificarse al máximo. Eso implica eliminar la necesidad de entender qué es una L2, cómo usar un puente o qué tokens están “wrapped”.

A nivel global, múltiples equipos trabajan para reducir esta fricción desde distintos ángulos: automatizando swaps, compartiendo liquidez y diseñando infraestructuras modulares. El objetivo común es claro: permitir que cualquier usuario, sin importar su nivel técnico, interactúe con Ethereum de forma sencilla, económica y sin preocuparse por lo que sucede tras bambalinas.

Soluciones emergentes para la interoperabilidad

Resolver los desafíos de fragmentación no requiere una única solución, sino una combinación de capas técnicas, arquitecturas y mecanismos económicos. Lo que antes era un conjunto de L2 aisladas está evolucionando hacia un ecosistema más modular, coordinado y automatizado.

Por un lado, se están construyendo infraestructuras modulares que permiten a los desarrolladores integrar interoperabilidad sin tener que reinventar la rueda. Por otro, los avances en liquidez compartida y swap automation están minimizando los costos y reduciendo la fricción para el usuario final.

Juntas, estas innovaciones están transformando a Ethereum en una red cada vez más interconectada, donde las aplicaciones pueden operar sin fronteras técnicas y los usuarios pueden mover activos y datos sin preocuparse por la complejidad subyacente.

Mensajería entre cadena

Las blockchains no pueden comunicarse de forma nativa. Tradicionalmente, los puentes han sido el único canal para transferir activos entre redes, pero también han demostrado ser vulnerables, costosos y poco flexibles.

Si bien los puentes permiten mover activos entre redes, resolver la interoperabilidad requiere algo más: comunicación entre blockchains. Aquí entran las soluciones de mensajería interchain en donde entre las propuestas más relevantes se encuentran:

  • LayerZero: adopta un enfoque ligero y modular. Permite a los usuarios elegir sus propios oráculos y relayers para transmitir mensajes, otorgando mayor control sobre la seguridad del canal. Ha sido clave en integraciones con dApps como Stargate.

  • Axelar: funciona como una red PoS especializada en enrutar mensajes entre cadenas. A través de validadores, garantiza integridad, orden y seguridad. Ya se utiliza en redes como Cosmos, Avalanche y Polygon.

  • Hyperlane: propone una mensajería soberana, donde cada cadena puede definir sus propias reglas de validación. Además, es una de las pocas soluciones permissionless, facilitando que nuevas redes se conecten sin depender de terceros.

Estas herramientas están sentando las bases para una capa de mensajería interoperable, donde el traspaso de datos entre redes se vuelve tan sencillo como enviar un mensaje.

Puentes con liquidez compartida

El modelo tradicional de puentes se basa en bloquear activos en una cadena y emitir su representación en otra. Aunque funcional, este enfoque concentra riesgo: si el contrato que custodia los fondos es comprometido, todo el valor puede perderse. De hecho, más del 50% de los mayores exploits en DeFi han ocurrido en este tipo de puentes, como Ronin o Wormhole.

Más allá de la mensajería, otro avance clave ha sido el rediseño de los puentes tradicionales. Para mitigar los riesgos de custodia, surgieron los puentes con liquidez compartida, como Hop, Everclear y Stargate. Estos protocolos utilizan pools de liquidez nativos en cada red en lugar de bloquear y replicar activos. Así, los usuarios pueden intercambiar tokens directamente entre cadenas, reduciendo tanto el riesgo como la fricción.

Ventajas clave:

  • No hay necesidad de custodiar grandes cantidades de activos en contratos centralizados.

  • Las liquidaciones pueden ser instantáneas, usando liquidez ya disponible en destino.

  • Los usuarios pueden optimizar entre velocidad y costo, eligiendo esperar o pagar por rapidez.

Estos puentes también incorporan mecanismos de rebalanceo entre redes, utilizando arbitraje o reembolsos operados por nodos. Aún enfrentan desafíoscomo garantizar suficiente liquidez o evitar manipulación de precios, pero representan un salto evolutivo frente al modelo clásico.

Open Intents Framework (OIF)

Más allá de mejorar cómo se comunican las blockchains o cómo se transfieren activos, existe un cambio más profundo en curso: abstraer la intención del usuario. Aquí entra el Open Intent Framework (OIF).

El concepto de intents propone que los usuarios no deberían preocuparse por cómo se ejecuta una acción, sino simplemente expresar qué quieren lograr. A partir de ahí, una red de solvers (agentes especializados) se encarga de encontrar la mejor manera de realizar esa operación, maximizando eficiencia y minimizando costos.

En lugar de aprobar un contrato, transferir tokens y luego hacer un swap manualmente entre Base y Arbitrum, un usuario simplemente declara “Quiero 100 USDC en Arbitrum.” Y el sistema se encarga del resto.

Este enfoque permite:

  • Abstracción total de la complejidad técnica.

  • Ejecución optimizada en tiempo real.

  • Reducción de pasos, fricción y errores.

OIF no es una dApp, es una infraestructura modular y estandarizada sobre la que se pueden construir experiencias de usuario completamente nuevas, similares a la simplicidad de la web 2.0, pero con la soberanía y seguridad de la web3.

Conclusión

Ethereum alcanzará su verdadero potencial cuando operar sobre L1 o L2 sea indistinto para el usuario. La interoperabilidad no es un lujo técnico. Es esencial para crear experiencias simples y fluidas.

Si aspiramos al jardín infinito, debemos diseñar infraestructuras donde la descentralización esté presente, pero no interfiera. La complejidad técnica debe desaparecer para permitir que más personas, no solo desarrolladores, usen Ethereum sin fricciones.

Así como nadie necesita entender TCP/IP para usar internet, Ethereum debe evolucionar hacia una red donde la soberanía sea un valor invisible, pero garantizado.

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